LA DESIGUALDAD
En una pequeña aldea de agricultores, hombres y mujeres celebraban que habían tenido un año de buenas cosechas, sus depósitos estaban llenos de granos.
Uno de los hombres más jóvenes de la aldea, planteó a sus vecinos:
- Estoy pensando que la abundancia de alimentos nos traerá un problema: seguramente habrá gente de otras aldeas o de las montañas que intentarán robarnos.
- ¡Qué horror! -exclamó el grupo. Debemos pensar en algo para protegernos.
Pronto uno de los campesinos propuso: el más fuerte deberá encargarse de proteger nuestros alimentos, que se quede vigilando, mientras los demás seguimos trabajando.
El campesino más alto y fuerte dijo entonces: no me parece una buena idea, si me quedo vigilando el pueblo, no podré trabajar mis tierras. ¿¡de qué voy a vivir!? Una mujer muy segura entonces propuso: si cada uno de los habitantes del poblado le damos una pequeña parte de nuestra cosecha ¡ya no tendrá de qué preocuparse!
La aldea resolvió entonces, entregar una parte de sus cosechas al protector.
En la cosecha siguiente, que también fue muy buena, cada uno entregó una parte al más fuerte de la aldea, algunos pensaron: ¡qué suerte tiene! No ha aparecido ni un ladrón, pero tiene su comida aunque no trabaje la tierra. ¡su trabajo es mucho más fácil que el mío!
En una ocasión, encontraron al protector dando una paliza a un ladrón. Él contó al resto de la aldea que había varios hombres rondando en búsqueda de alimento, y que necesitaría ayuda para su trabajo.
- Mmmmm dijo un anciano, eso significaría que los que se queden trabajando los campos deberán entregar mayor parte de sus cosechas, para alimentar a los protectores y sus familias.
Pero todos acordaron que sería lo mejor.
El año siguiente, fue un año de malas cosechas, las plagas y la abundante lluvia arruinaron los granos. Los protectores de todas maneras exigieron la parte de alimento que les correspondía.
Toda la aldea se quejaba y protestaba, pero sabían que la tarea de los protectores era necesaria para seguir viviendo en paz.
- La mitad de lo que producimos es para entregar a los fortachones de la aldea, pero es bueno saber que están para defendernos...
(Adaptación del cómic A. Font Los protectores. Totem nº5. Madrid 1977)
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